Si conocías la historia, no era dificil de adivinar que el post anterior «Un verano monstruoso» era una narración inventada sobre cómo se gestó «Frankenstein o El moderno Prometeo» de Mary Shelley. Los personajes que compartieron aquel verano de 1816 con Mary Shelley eran su futuro marido Percy Shelley y dos amigos, el poeta Lord Byron y el médico que acompañaba a este, John Polidori, entre tantas charlas y divagaciones sobre multitud de temas, no salió nada imaginativo de la cabeza de Mary Shelley, sólo una pesadilla lo hizo posible ;).
Contents
Introducción
El mito de Frankenstein es de sobra conocido por todos, lo tenemos muy dentro de nuestro subsconciente, lo usamos en nuestra vida cotidiana, incluso vemos a Trump como Frankenstein ;). En el libro, el doctor Viktor Frankenstein consigue después de un largo esfuerzo lo que buscaba, dar vida a la materia inerte. Pero resulta que el monstruo creado (que no tiene nombre por cierto), se vuelve contra el doctor, ¡contra su creador!
Se publicó por primera vez en 1818, han pasado casi 200 años desde la publicación de la novela pero como todas las obras maestras, perduran en el tiempo, no pasan de moda. Quizá no sea un best seller, nunca se va a poner en la estanteria de más vendidos de ninguna libreria, pero pasan los años y se sigue hablando de la obra de Mary Shelley (no tanto de ella, por cierto).
Hay un par de temas que trata el libro que hacen reflexionar.
Jugar a ser Dios
El primero es obvio. ¿Es posible dar vida a algo que no la tiene? Es la obsesión de Viktor Frankenstein, pero es una de las cosas inalcanzables que persigue el ser humano, otra muy clásica es el santo grial que proporciona eterna vida. Lo que es claro, es que se ha avanzado mucho en conocer el origen de la vida, aunque no podamos reproducirlo a nuestro antojo.
Los italianos Galvani (que nombra Shelley en su obra) y Spallanzani hicieron sus progresos en el siglo XVIII, el primero dio lugar al galvanismo, que argumentaba que la por entonces desconocida electricidad podría provocar vida, el segundo tiraba abajo cualquier teoría de la generación espontánea, algo que más tarde Pasteur remataría.
En el XIX, quizá inspirado por la obra de Shelley, el inglés Crosse experimentó y creyó haber dado vida a insectos (o quería que le creyéramos), y en el siglo XX, no hace tanto, el americano Stanley Miller experimentó y llegó a la conclusión de que la primera forma de vida se generó por reacciones químicas.
Desde luego, el camino de la ciencia es muy profundo, ¿dónde llegaremos?
Dentro de la maldad, hay siempre algo bueno
El otro tema es algo que ya comenté al hablar de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, la dualidad bien-mal en el humano, y en este caso, en el monstruo de Frankenstein. Porque el monstruo no es inicialmente malo, lo primero que aprende es a querer y lo primero que necesita es ser querido, al no conseguirlo y ser rechazado por los humanos, es cuando entra en cólera y se convierte realmente en monstruo.
Somos todos humanos, pero también somos todos monstruos, ¿o no?
El libro
Existen básicamente tres variantes de la obra:
- El manuscrito original, de 1817.
- La versión corregida por Percy Shelley, de 1818.
- La versión reeditada por Mary Shelley en 1831.
Quitando el manuscrito original, que se encuentra a buen recaudo en la Bodleian Library en Inglaterra. Las otras dos versiones son las que encontramos normalmente en los libros actuales.
En mi caso he leído la versión de 1818 en el libro editado por Cátedra dentro de la colección Letras Universales, de la historiadora Isabel Burdiel que además de la obra de Mary Shelley muy bien traducida y anotada, contiene una buena introducción, bibliografía y el prefacio a la versión de 1831 que escribió Mary Shelley, muy recomendable. Podéis acceder a él en Amazon (enlace de afiliado) o aquí en la propia editorial, e incluso se puede encontrar gratis en inglés otra edición.