Estos días he leído un pequeño ensayo de R. L. Stevenson (¡cómo no!) sobre el poeta americano Walt Whitman. No conocía mucho de Whitman, vagamente me sonaba como el autor del famoso poema «O Captain! My Captain!» que versa sobre el asesinato de Abraham Lincoln y que es muy habitual hacer referencia a él en un mundo tan alejado de la poesía como es el fútbol, creo que no hay temporada en la que no se nombre el poema.

Sin desviarme mucho, este poema junto a muchos otros se encuentran en la obra principal de Walt Whitman «Leaves of grass» (Hojas de hierba) escrita en el año 1855 y de la que se puede leer de forma gratuita en el increible proyecto Gutenberg o si queréis escuchar el poema recitado, creo que merece la pena este video.
Volviendo al ensayo de Stevenson, la frase que más me ha llamado la atención es la siguiente:
«[Walt Whitman] aborda su tarea de observar las cosas como si fuera la primera vez, y el asombro es su principio.»
Para empezar porque habla de observar las cosas; observar es mirar con atención, algo que está cayendo en desuso ya que implica tiempo y creemos que no tenemos tiempo cuando realmente la esperanza de vida es más alta que nunca y vamos teniendo más tiempo que nuestros antepasados. Tenemos muy asumido que el tiempo es muy corto, que no nos «da la vida», no podemos invertir ese preciado tiempo en prestar atención, creemos que leyendo en diagonal nos enteraremos de todo lo que nos dice ese correo electrónico, o que lo mejor es estudiar resúmenes de los resúmenes que ha hecho otro compañero (esperemos que acertadamente), que podemos ver videos y escuchar podcasts a velocidades 1.5x-2x o incluso creemos que podemos conocer una ciudad en un día.
Luego continúa con la primera vez. La primera vez que observas algo es especial. Generalmente pones todos los sentidos a trabajar, no escatimas esfuerzo en la atención que le prestas (recordemos que estamos observando, no mirando o viendo), y en mi caso al menos no es raro que entre en una especie de mundo borroso donde lo único nítido es lo que estás observando dando lugar a situaciones cómicas como quedarme con la boca abierta babeando o el cuerpo en una posición inclinada rara. La primera vez te produce unos sentimientos increibles, probablemente únicos, no volverás a sentirlos en las sucesivas veces que vuelvas a observar ese algo y además te condicionarán las sucesivas veces (si es que llegan).
Como consecuencia de esa aparente falta de tiempo citada anteriormente, estamos desperdiciando muchas primeras veces. Bastante nos cuesta observar algo, como para encima hacerlo como se merece la primera vez. Y a mi personalmente me da rabia, porque uno ve como el tiempo sigue pasando, la vida avanza y todos los sentimientos que te pueden generar las cosas y que no te lo han generado, los has perdido. Y nadie te los va a devolver. Cada vez que no prestas atención a algo o alguien por falta de tiempo, estás consiguiendo el efecto contrario, que tengas menos tiempo.
Si Walt Whitman era capaz de observar las cosas como si fuera la primera vez no me extraña que viera belleza allá donde mirara, tener esa capacidad sin duda es genial. Por mi parte desde que le he observado y me he acercado, metafóricamente, a él, le he cogido mucho cariño :), y gracias a eso me esfuerzo en que haya muchas primeras veces de verdad en cualquier aspecto de la vida, no siempre lo consigo pero al menos me esfuerzo.